jueves, 8 de septiembre de 2011

HIJOS... MÍOS, TUYOS? NUESTROS!!!


Continúa... 

Lógicamente es el padre y debe estar al tanto. Él te escucha en silencio, pero cuando terminaste de hablar, no sabés bien en qué momento Juancito pasó a ser TU HIJO, sólo tuyo.  Esto te enardece, pelea telefónica de por medio, luego de 45 minutos logran estabilizar la situación y que Juancito sea el hijo de ambos.
Juancito no deja de asombrarte… entre su cambio escolar más el de la vestimenta, se suma el de look peluqueril; hay días que lo dejás con su cabello normal y cuando volvés de trabajar te encontrás con un rastafari de pelo violeta.
Te preguntás qué hacer? Lo usual es hablar, entonces tu ex va a tu casa para ayudarte con ese momento especial.
Vos te producís para esperarlo como si fueras a la re inauguración del Teatro Colón (en el mejor de los casos y en el peor, lo esperas en chancletas con cara de odio tratando de disimular la bronca) pero esto no es importante, acá el importante es Juancito que los ve juntos sabiendo que están separados y el nivel de desorientación que tiene es extremo. Pone su acostumbrada cara de nada y antes de toda reacción, mientras el papá del chico se sienta acodándose en la mesa, vos empezás a hablarle dulce, pausada,  con esa frase profunda “má y pá te quieren mucho…” Juancito los mira, te mira, abre y cierra la heladera y  se va  dejándote parada en el medio del comedor para  seguir jugando con la compu que está en el living, o mira la nada mientras vos sos una máquina de hablar, lo que desencadena que enloquezcas, se te patine la correa, te olvides de la dulzura, tu ex se vaya sin que te des cuenta y Juancito continúe inmutable.
No te preocupes… todo pasa, esto también  pasará cuando Juancito logre asimilar todos los cambios, no sin antes hacer lo que hacen todos los hijos de padres separados que es ESPECULAR.
Es así que cuando vos le decís no, el padre le dice sí, es así como tiene doble regalo de cumpleaños, es así como a veces le preguntas por qué no trae el boletín y resulta que en ese momento te responde: “ ah… no te preocupes, ya me lo firmó pá” . Es así como estos diabólicos engendros empiezan a comparar: …papá compra gaseosa (y a vos apenas te alcanza para el jugo más berreta), qué ricas son las milanesas de la rotisería donde compra papá (y vos te pasas una mañana azotando la carne para tiernizarla, rebajando el huevo batido con un chorro de leche, secando el pan en el horno para después rayarlo, así ahorrás un mango),
papá tiene una señora que le limpia (y vos entre un trabajo y otro enchufás el lavarropas, hacés las camas, repasás los muebles, barrés, limpiás los pisos, colgás la ropa y juntás la caca que la perra hizo en el patio) y así infinidad de cosas, hasta que como al pasar te dejan traslucir que la Señora no sólo le limpia al padre, sino también que le cocina y que come con ellos, mimos de por medio.
Eh!!!! Qué me perdí?  La noticia te deja atontada, pero luego de un tiempo reflexionas y decís: está bien!!!
Papá pasó a transformarse en un galán, ídolo absoluto que escala posiciones según vayan pasando las damiselas; pero qué sucede en nuestro caso????
En caso que rompas la rutina, llegues más tarde de lo habitual, te escuchen cantar, te vean sonriente o salgas, tus hijos te vigilantean y es aquí donde empiezan: “ a dónde vas?, por qué llegaste más tarde?, por qué cantás????... PERDÓN? En qué momento se transformaron en nuestros padres???? En qué momento se invirtieron los roles???
Una cosa es avisar, hacerlos partícipes de determinado cambio en tu vida y otra muy distinta dar explicaciones, menos si tu conducta es correcta. Si una da explicaciones a los hijos una vez, deberá darlas siempre. Vos que opinás???, pasaste por alguna situación similar?, sobre qué cosas darías explicaciones?


SuSif
(Parte 21, cont...)

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